viernes, 6 de abril de 2012

Quiero ser Simón.

Era un viernes como cualquier otro, luego de un arduo día de trabajo, Simón volvía del campo a su hogar, para descansar de la jornada y prepararse para el Sábado. Las calles aquella mañana estaban un poco más concurridas de lo habitual "¿Qué estará pasando?" y mientras pensaba ésto vio a un tumulto de gente siguiendo a un hombre, un hombre que llevaba sobre sus hombros una pesada cruz de madera. Se acercó a ver un poco más. "¿De qué lo culparán?" "¿Por qué lleva su cruz?" Pudo notar que sobre su cabeza había ceñida  una corona de espinas, pudo notar en su rostro una serenidad sorprendente. "¿Quién es éste hombre?" Se acerco un poco más, y antes de que pudiera hacer otra cosa, un soldado lo tomó bruscamente y le obligó a cargar con aquella cruz. Al tomarla, notó su peso, algunas astillas se quedaron en la túnica y le clavaron la espalda. Pudo ver las heridas de los latigazos, pudo ver que llevaba la culpa de tantos, pudo ver que Él era Cristo; aquél Nazareno que predicaba con tanta autoridad, que hacía a los ciegos ver, a los paralíticos andar y a los leprosos los dejaba sanos ¿Y ahora estaba padeciendo la más humillante de las culpas? 
El encuentro de Simón y Jesús es algo muy especial, Simón jamás pensó que iba a terminar cargando la cruz, jamás pensó estar tan cerca de Cristo en su hora más dolorosa. Simón deja su camino y carga con la cruz, Simón olvida sus pesares y carga los de éste Hombre que cumplía con la difícil Voluntad del Padre. Simón de Cirene es un hombre que nos da un modelo de valentía y virtud; cargar con la Cruz y caminar con Cristo, olvidarnos de nosotros mismos y entregarnos. 
Hoy Cristo vuelve a cargar con su Cruz todos los días; en las injusticias y la desigualdad, en el hambre, en la guerra, en la pobreza, en el odio, en el desentendimiento y en la indolencia social. Simón vuelve a encarnarse en nosotros para cargar con esas cruces. Debemos imitar aquella humilde acción de levantar la cruz y ayudar a Cristo a llevarla actuando por nuestros hermanos más necesitados, los más postergados y olvidados de la sociedad en que vivimos; ellos hoy son Cristo que carga con esas pesadas y astilladas cruces. Acerquémonos a ellos y alivianemos su peso. Desde hoy seamos Simón.


Un abrazo en Cristo, gracias por leer.

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