sábado, 28 de mayo de 2011

Amor

"Como el Padre me amó, también yo os he amado: estad en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, estaréis en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre, y estoy en su amor."

Juan 15:9-10.

Muchas veces hemos oído hablar sobre el amor, es un tema que no deja a nadie indiferente porque es propio de la naturaleza humana. Todos amamos; amamos a nuestros amigos, amamos a los animales, a un deporte, a una persona, a un país, a una canción, a un libro.
Todos esos “amores” son muy buenos para el alma, nos ayudan a desarrollarnos y a crecer, pero el amor del que nos habla Cristo en el pasaje bíblico del comienzo es un amor que trasciende todo lo humano y material, es un amor que no tiene límites porque es eterno.
¿Han visto  la pasión, entrega y devoción con la que se tratan los novios? Debemos tomar ese sano amor como ejemplo para nuestras vidas, usar ese fuego para todos los aspectos de nuestra existencia, porque el amor no se limita o resume a una relación de pareja –Que es una de sus muchas muestras- el amor es, en una sola palabra: DARSE. Darse con dirección y sentido, ya que de lo contrario estaríamos perdiendo el tiempo actuando en empresas que no valen la pena, o hablándole a las paredes. Debemos darnos en muchos aspectos de la vida y en esa acción está intrínsecamente el amor de Cristo que se encuentra latente y vivo.

Amar es servir, pensar en los demás es sentir ese fuego que se encuentra en cada una de las acciones que se hacen por y para amar. Mirar a nuestro alrededor, reconocer los males que afectan a nuestra sociedad y actuar para hacerles frente. Luchar por cada una de las injusticias, pero hacerlo con un amor íntimo y ardiente, que tu llama encienda tantas otras que compartirán este sentimiento tan potente. Luchar con amor es distinto a luchar con violencia y odio; abres el diálogo y las mentes de los demás. Si estamos en el amor de Cristo y nos sabemos amados por Él, podremos hacer de sus manos las nuestras y de su voz una con la de nosotros.

¡Ama y comparte! Da todo tu amor a quién lo necesite y lo pida, porque es Dios quién lo pide a través de esa persona. No dejes que la semilla se pierda, tú tienes dones que el Señor te ha dado para que ames más y mejor. Aprovéchalos y ponlos en servicio a los demás. Amar es compartir, es darlo todo como Jesús lo dio clavado en aquellos palos cruzados: la expresión máxima de amor…sacrificio. ¿No te da cosa al leer esa palabra? Sí, es fuerte decir “sacrificarse por los demás”-aunque sabemos que no nos vamos a morir por hacerlo, no vamos a tapar una bala con nuestro cuerpo como en las películas- Quizás te da “cosa” leer ésta palabra porque significa una serie de compromisos para ti,  entregar tiempo, ganas, trabajo, lealtad, sueño, constancia, esfuerzo y un largo etcétera de “requisitos” que vienen con la palabra SACRIFICIO. ¿Pero has pensado lo hermoso que es hacerlo y lo gratificante que es? Créeme que vale la pena hacerlo y hay muchas maneras: voluntariado, misiones, vida consagrada, educación, salud, matrimonio, acción social, intelectual, deportiva y muchas más que dependen de tu creatividad. Para amar hay que disponer de todas las herramientas necesarias y una vez con éstas lanzarse a la aventura del sacrificio, del alegre sacrificio.

Platón dice "El amor consiste en sentir que el ser sagrado late dentro del ser querido."  Debemos reconocer que es Dios quien nos pide amar a los demás y respondiendo a ese llamado actuar con pasión, pero no con una pasión que nos ciegue y nos haga “amar por amar”. Dios se encuentra en cada una de las acciones que se hacen por amor; y aquellas acciones deben ser las que ponemos en práctica desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, cuidar que todo siempre lo hagamos por amor, con una sonrisa en la cara y sin esperar ninguna recompensa a cambio. Porque la recompensa nos espera en la Casa de Dios, no en la tierra de los hombres.
Pidamos siempre a nuestro Padre Dios actuar con amor.

Un abrazo en Cristo, gracias por leer.


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