domingo, 12 de junio de 2011

El mundo necesita del Espíritu Santo


La fiesta de Pentecostés es un día lleno de júbilo, celebramos que el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos y les dio los distintos dones para predicar con fuerza y alegría el Mensaje de Cristo. Pero no hay que olvidar un detalle muy importante, los dones fueron recibidos mientras los discípulos se encontraban encerrados, en compañía de María, por temor a la persecución que sufrían a causa de su fe. Una situación de dificultad que si bien no en la misma medida, estamos viviendo nosotros hoy como Iglesia chilena y del mundo.
La valentía y entuciasmo que recibieron para salir afuera a predicar a todo el mundo, a sanar enfermos, expulsar demonios y perdonar pecados, con el riesgo asumido de caer en manos de sus perseguidores debe ser un ejemplo para nosotros. Henchidos del Espíritu Santo los discípulos rompieron todas las ataduras del miedo y la cobardía que se enconan en el corazón con tanta facilidad. Hoy más que nunca necesitamos  renovarnos en esta Pentecostés, que el Santo Espíritu nos lave por dentro y nos de nuevas fuerzas para salir y predicar; predicar con el ejemplo, con la amistad, con el trabajo, el estudio, con el amor, con la alegría y con todas nuestras expresiones y actividades que realizamos a diario.

Los dones que se reciben de esta nueva Pentecostés no deben quedarse en nosotros y dejarlos en una repiza como si fueran premios o trofeos de alguna competencia ¡Claro que son premios! Dios te ha dado dones únicos para que los pongas en servicio a los demás. Necesitamos que el Fuego del Espíritu Santo llegue a todos los rincones de la tierra y eso no puede ser posible si no pones de tu parte. La realidad que estamos viviendo como país -movilizaciones estudiantiles, conflicto mapuche y la inmensa inequidad social y de acceso a los servicios- hace que nuestra acción se vuelva una urgencia. No hay que hacer oídos sordos ni jugar a ser ciegos con lo que está pasando aquí y ahora; debemos actuar con fuerza desde el amor de Dios para hacer frente a estos males que aquejan a nuestra gran comunidad. Hacerles frente llenos del Espíritu como lo estaban los apóstoles y abrir sendas de solidaridad, entendimiento y cariño en medio de tanta violencia, de tanto odio, de tanta desconfianza, de tanto desamor.
 Pidamos al Padre que nos de entendimiento, fortaleza y  piedad para llevar Su Mensaje a todos los rincones de la tierra.

 Un abrazo en Cristo, gracias por leer. 

1 comentario:

  1. Jarry! muchas gracias por compartir tu reflexión.
    Agradezco de corazón tu mensaje plasmado de conciencia, y del mismo Espíritu santo que es tu tema, ese que nos impulsa a creer, a estar pendientes del amor de Dios... Y que además de tema y propulsor es también Dios, pero se nos hace tan im-personal, tan no persona al llamarse Espíritu.
    Un abrazo ;)

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