domingo, 27 de marzo de 2011

"Cuarenta días para cambiar historias"

Nos encontramos en un tiempo litúrgico que para mi y que para muchos otros tiene un significado trascendental: la Cuaresma, tiempo en que nos preparamos para la Pasión del Señor, cuarenta días en que nos preparamos para revivir y reflexionar una vez más en torno al inmenso sacrificio que Cristo hizo por nosotros.
La cuaresma es un tiempo de reflexión y renovación de la Iglesia entera, renovar la fe y las energías. Pero también es una excelente oportunidad para redescubrir el amor de Cristo que día a día nos acompaña y que se sacrificó para que nosotros podamos vivir en libertad.
Redescubrir ese amor supone ponerse a entera disposición de cambiar al "hombre viejo" que tenemos dentro de nosotros y comenzar a mirar las cosas desde la óptica de Dios, empezar a caminar el camino de Cristo -que a veces es árido y difícil-  pero que vale inmensamente la pena. El eliminar de uno a ese hombre viejo es renovarse cara a Cristo, pero por eso mismo no podemos quedarnos en nuestro "metro cuadrado", esta transfiguración no puede ser ajena a nuestro prójimo, que la necesita tanto como nosotros.
Me gusta mucho el lema que la Iglesia nos ha propuesto para la Cuaresma de éste año "Cuarenta días para cambiar historias"; historias tanto personales como de nuestro entorno. 
Les dejo esta pequeña reflexión para pensar sobre qué y cómo podemos cambiar historias en estos dos domingos que nos quedan y no solamente en éste tiempo, sino que toda la vida.


Un abrazo en Cristo, gracias por leer.

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