lunes, 29 de agosto de 2011

Atreverse a dar

Atreverse a dar en los momentos mas inesperados, en las situaciones más cotidianas. Olvidar el cliché que tiene el "dar y darse", olvidar el cliché que tiene el "cuántas veces": ¿Cuántas veces has visto a alguien en la micro muy mal y no te has atrevido a acercarte? Pregúntate cuantas veces has visto tu propia cara aflijida y no has sido capaz de pedir ayuda. Pregúntate y acuérdate de cuantas veces te han ayudado. Pregúntate cuantas veces has visto esa cara aflijida en el pobre que aparece en la televisión, en la sala de clases y a veces en tu propia casa. Pregúntate cuántas veces se te ha apretado el corazón y no te atreviste a hacerle caso.

Sepan que no tengo la intención de llamarles la atención, yo me hice estas preguntas porque existen mas ocasiones en las que yo no he encontrado la valentía para acercarme que en las que efectivamente me he acercado. Y realmente esto me produce tristeza en un principio, pero me hace darme cuenta de que tengo mucho por aprender, y que debo seguir con el corazón atento a estas situaciones de lo mas cotidiano, que son oportunidades de servicio verdadero, que tienen el mismo valor que construir mediaguas, y que de hecho, le dan mas sentido a esto último.

Todas son granos de arena para un mundo sin brechas, mas justo y mas humano. Preguntarse el "cuantas veces" te has acercado al que lo necesita abre una oportunidad, a mi parecer, de abrir el corazón con amor. Y ahí tenemos otro cliché: ¿Se han fijado que la gente no se atreve a decir "amor" muchas veces porque es muy repetido, porque es poco original? Y que esto no solo ocurre con la palabra amor, si no que con muchas otras palabras: sonrisa, amistad, valentía. Y quizás muchas de las frases que aparecen en este mismo texto.

En lo personal, le creo mucho a Gaudí: "La originalidad está en volver a los orígenes", estos clichés se vienen repitiendo hace mucho tiempo, y pareciera que siempre les llevamos la contra: Y aún vemos una brecha entre el mas rico y el mas pobre, aún vemos que nuestros intereses muchas veces no van por la necesidad, sino que se guían por cosas poco duraderas, que no trascienden, que nos dejan queriendo más para sí mismos, que no llenan el corazón y nos encierran.

Creo que el "dar y darse", el preguntarse "cuantas veces" y muchas, muchas otras frases se convierten en "cursis" o clichés porque se quedan en una frase bonita, y no nos atrevemos a ponerla en practca a diario. Y dejenme decirles, quizás esto de convertir las frases en acción tampoco es primera vez que lo escuchan. Creo que la invitación para mi y para todos es poner el amor en practica: Cuando aprieta el pecho al ver una cara aflijida al lado de uno, cuando arde el corazón por saber que le pasa, por saber que puede hacer uno... Atreverse a hacerlo. Si no te pasa, intenta preguntarte que le pasa a ese rostro aflijido cercano, que puede ser el de un compañero, el de un hermano, el tuyo propio. Y te vas a dar cuenta de que a ti te gustaría un abrazo, un "¿que pasó compadre?"... Al otro también.

Intenta ponerte en el lugar del necesitado. Entonces vas a ver como se te apreta el pecho: "¿Le pregunto o no? ¿Me acerco? ¿Qué le pasará? ¿Necesitará algo de mí o no? ¿Debo ir a hacer acción social? ". ¡Eso es ardor de corazón y hay que hacerle caso! Estas preguntas son grandes oportunidades de acción! Atrévete! No pierdes nada, movido por estas preguntas que apretan el pecho haces mucho bien al otro, y el "Gracias" es una recompensa que te aseguro, te llenara el corazón. Pero hay que atreverse. No quedarse con el pecho apretado. Matar el cliché y moverse de una vez por todas en la acción concreta. Pero sencilla. Estar atento, preocuparse por las caras aflijidas. Trabajar con calidad y sentido, buscar trabajo que sea servicio para otro. Estudiar, formarse con sentido. Si para eso nos preparamos tanto: No sólo para formar una familia, no solo para sobrevivir, sino que la formación es herramienta también para hacer por otro: Un gerente que gestiona recursos humanos, un arquitecto que diseña una casa, un técnico que repara una tubería. Independiente del sentido personal de cada uno, el trabajo y la formación en si tienen su efecto final en otra PERSONA. La acción que trasciende, la acción de amor es la que tiene efecto en otro, directamente, sin cobardías.

Imagínense si viviéramos cotidianamente así: Atento a esas oportunidades para no solo dar, sino que darse: Si voy en la micro, atreverme a acercarme a esa cara aflijida que he repetido tanto. Con respeto, con animo, movido por ese apretón de pecho y no por que el resto me vaya a ver -que, seamos sinceros, nos pasa-. Cuando veamos a un compañero, a un hermano, cuando se nos ocurre alguna idea que puede servirle a otro que lo necesita, que puede ser la persona más cercana que estudia conmigo, hasta el pobre que vive en aquella población lejana: Aunque apriete el pecho y nos de miedo: Atreverse a dar un poco de tiempo, de espacio, de vida. Preguntar que pasa, preguntar que puedo hacer, óomo lo puedo hacer. Decir mi idea, hacer lo que se me ocurrió en ese momento inesperado. Por otro. Por que es lo que me gustaría a mi también. Y hacer esto, poner en acción esto que me aprieta el corazón -que no es cliché, es amor- es difícil.

Pero si lo haces -y por favor, intenta hacerlo-, te lo digo: Lo que vas a sentir es algo que no se compara con nada, llena el pecho y pega una sonrisa, en ti, y en el que te necesitó: Si das limosna, atrévete a decirle que se compre algo para comer y que no gaste el dinero en alcohol: O mejor, niegale la moneda, ve y comprale un pan y pidele que busque algún trabajo sencillo. Incluso podrías preguntarle acerca de su familia. Si vas a construir o donar por una organización, conversa con la gente a la que ayudas, y atrévete a ser constante con alguna acción social. Saluda al chofer de la micro. Abraza a tus amigos, compañeros, hermanos, colegas, padres si ves que lo necesitan. Y QUE TODO ESTO SEA PARTE DE TU VIDA. Si te aprieta el pecho, hazte las preguntas, y respondelas con acciones, por tí, por otro. Responder a tu vida, al necesitado que se te presenta, con un gesto, con una conversa. Concreto, constante, cotidiano. Tal como tú necesitas, otro necesita de tí. Y responder a eso con acciones mata el famoso cliché, llena el corazón y te enamora del prójimo -que son todos- que te da vida, y que le puedes dar vida. Recordemos que enamorarse es lo mejor que te puede pasar.
 
"Atreverse a cruzar caminos con otro, con el propio estilo, a través de la acción"

Un abrazo en Cristo, gracias por leer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario